domingo, 24 de marzo de 2013

Casa embrujada

Corren los últimos días de la Bienal de Montevideo "El Gran Sur". Por quinta vez la visité y me quedan aún cosas para ver. Se me hizo inabarcable, no por un exceso de la propuesta sino por encontrar obras que cautivaron mi interés e hicieron que mi tiempo ante alguna de estas fuera extenso. Reitero mi apreciación hecha en el primer posteo sobre la bienal: sin dudas recomendable, muy gratificante propuesta,en un formato efectivo para el consumo y la difusión del arte que trasciende ejes curatoriales o motivos fundacionales. Es la tercera bienal de arte que visito y me ofreció las mismas posibilidades de acercamiento al arte, con su respectiva consecuencia, que las otras. Coincidente en intenciones y muy diferenciada  en personalidad. Continúa abierta hasta el 30 de este mes y el tiempo que se le pueda dedicar sirve.

En esta oportunidad volví al edificio del Banco República, del que pensaba albergaba la selección de video arte pero descubrí que no era exactamente así. Sí es donde se encuentra el grueso de obras en ese formato, pero incluye otras en otros lenguajes, al igual que en la sede central.

Al ser la segunda visita a este pabellón, no me distraje con las obras visibles al entrar y me dirigí directo a ver que había en el subsuelo. El pasadizo que se va estrechando estalla en un paisaje urbano fantástico al llegar al lugar donde está la instalación de la alemana Ketty Kraus, provocando mi primer reacción sonora.

Frágil a la vista y también al tacto (no recomiendo tocarla) las figuras provenientes de los reflejos introvertidos que se escapan de los prismas blancos con paredes interiores de espejos juegan con nuestra imaginación. Es uno quien completa los datos para armar la imagen de ese paisaje arquitectónico en el que de repente se encuentra. Haciéndolo sentir conocido por el aporte de la fantasía o imaginario personal.

vista parcial de la instalación , sin título, Katty Kraus, Alemania

Bajo el efecto de la simpleza contundente de la obra de Kraus desciendo al otro subsuelo. Mi ímpetu es sorprendido por mi segunda reacción sonora, esta vez me asusté. También mínima, también con elementos mínimos y cotidianos esta instalación me producía sin darme tiempo un sobresalto. Si ya han leído mi blog habrán notado que cuando una obra me provoca algo ya me sirve como presa para un post. Palabras en solitario mediante, hasta risas, puse atención en esas escasas cosas que el argentino Eduardo Basualdo proponía como instalación. Pendular y misteriosa, seguramente fuente probable de muchas reflexiones, "Salón fumador" es una obra con vida o aparentemente con vida, pero que al igual que otros placeres, prefiero hacer uso que analizar en el momento. Los elementos ahí presentes: una lamparita (bombillo) eléctrica pendiendo de su cable y un vidrio.

"Salón fumador", Eduardo Basualdo, Argentina.

Pablo Uribe con el video arte "Luna con dormilones" fue otro ejemplo de como las cosas que hay en mi casa podrían verse poseídas por algún tipo de ente sobrenatural. Por su extensión, ya en la mitad de la pieza quedaba claro que no era un ready made de material en bruto de un meteorólogo de televisión, sino que había sido producido como arte. Núbel Cisneros, tan cotidiano como una lamparita y un espejo para un uruguayo,  era el único elemento visible usado para realizar la obra. Siguiendo con mi asociación a lo cotidiano, me resultó innecesario al primer contacto el salirse de ese recurso, pasando a incluir en los diálogos del meteorólogo referencias directas al arte. Redundaba en el efecto e intención de la obra que ya estaba accionando sobre nuestra imaginación para que la completemos. Esa molestia por la  intelectualización incluida fue pasajera y sin esfuerzo alguno restablecí conexión al escuchar el familiar y místico nombre de Cuneo. Me lleva a concluir que la obra de Uribe igualmente conserva ese eje vinculante a las anteriores, de estar hechas con materiales mínimos del ámbito cotidiano, el diferencial formal y la disolución aparente de intenciones corresponde al ser la visión de un artista del país anfitrión.

instante de "Luna con dormilones", Pablo Uribe, Uruguay.

Esta conexión que experimenté con las primeras obras que vi no apareció ante la pieza del uruguayo Alberto Lastreto, una edición en video de un album familiar de fotos. Como tampoco con la obra del peruano David Zink que hace uso del mismo recurso conceptual de los recuerdos familiares que Lastreto. Usa un diferente y algo original recurso plástico-formal: dos pantallas en contacto físico y por momento también sus contenidos. Pero la relación de proximidad que estaba utilizando para el consumo y disfrute de las anteriores no estuvo, más, implicaban extrañeza sus cotidianidades.

Continuará...

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